Querida mamá, ¡felicidades! Has llegado a la semana 29. El tercer trimestre es un momento increíble, lleno de emociones y expectativas. Seguramente ya sientes esa conexión profunda con tu bebé que crece cada día más, y tu cuerpo está trabajando a todo ritmo, creando un pequeño ser humano.
En esta etapa, tu bebé está ganando peso rápidamente, sus movimientos se sienten con más fuerza y, aunque tu cuerpo ya tiene una gran barriga, todavía está expandiéndose y ajustándose. Sé que puede ser un poco abrumador sentir cómo te cuesta moverte o incluso dormir. Pero respira profundo. Este es el último tramo de este viaje tan transformador.
Cambios en tu cuerpo
A medida que avanzas hacia la semana 32, es normal que notes algunos síntomas físicos nuevos, como más presión en la pelvis, hinchazón en las piernas y posiblemente acidez estomacal. Tu útero ha crecido tanto que puede estar empujando tu estómago hacia arriba, lo que causa esa incomodidad después de las comidas.
También podrías notar que tus emociones están un poco más a flor de piel. A veces, te sentirás con energía y otras veces solo querrás descansar. Recuerda que está bien sentir de todo, desde alegría desbordante hasta un poco de cansancio. La práctica del yoga puede ayudarte muchísimo en este punto para lidiar con los cambios físicos y emocionales.
Yoga en la semana 29 a 32
Aquí es donde el yoga se convierte en un refugio. No necesitas hacer secuencias complicadas o largas, pero dedicarte unos minutos al día para respirar y moverte de manera consciente puede cambiar tu día por completo.
Posturas recomendadas:
- La postura de cuclillas (Malasana) te ayudará a abrir las caderas y preparar la pelvis para el nacimiento. Puedes apoyarte en una pared o usar bloques para mayor comodidad.
- La clásica secuencia de gato-vaca es perfecta para aliviar la tensión en la espalda baja, una de las áreas que más sufre en estas semanas.
- Si sientes que tus piernas están hinchadas, recuéstate con las piernas en alto contra la pared (Viparita Karani). Este gesto tan sencillo mejora la circulación y da un alivio instantáneo.
Respiración y meditación: Este es un buen momento para profundizar en tu respiración. Practica respiraciones profundas y lentas, concentrándote en expandir el diafragma. El pranayama puede ayudarte no solo a oxigenar mejor tu cuerpo, sino también a calmar la mente. Intenta visualizar cómo cada respiración te conecta más con tu bebé, como un lazo invisible pero fuerte entre ambos.
Recuerda, no necesitas ser perfecta en tu práctica. Solo estar presente es suficiente.